Dentro de los valores del ser humano, este adjetivo cobra gran significado, en el
proceso de desarrollo y formación del alumnado. Niños, niñas y jóvenes necesitan, para reforzar su personalidad, un ambiente óptimo, donde el respeto sea una herramienta que interactúe de forma horizontal, vertical y transversal. En este contexto, evidentemente tendrá un mejor desarrollo cognitivo, dentro de sus capacidades. La familia, primera responsable del desarrollo emocional de niños y niñas, deben legitimar este derecho en su hogar. Afecto y disciplina deben estar presentes, en el día a día de la familia. De igual forma, el personal Docente y Asistente de la Educación, al aplicar este gran valor, podrá desarrollar en forma óptima su labor dentro de la institución.